Cansada por el día a día, Kerly decide ir a un masajista a fin de que le quiten los dolores generados por la rutina. Su asombro empieza desde que ve al masajista, un moreno fornido alto el cual llama mucho su atención. Su segunda sorpresa es que cuando está en pleno masaje, este empieza a tocarla de más, pero al serle tan llamativo, obvio no se negaría. Y la cereza del pastel es lo dotado que era. Realmente será un masaje descontracturante.
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